La banca aplaza otra ola de fusiones por las
altas valoraciones y el suspense electoral
EL SECTOR CONSIDERA INEVITABLE MÁS INTEGRACIÓN
La banca aplaza otra ola de
fusiones por las altas valoraciones y el suspense electoral
Los
bancos creen inevitable una segunda oleada de fusiones en busca de
rentabilidad. Pero tendrá que esperar por las elevadas valoraciones que piden
las entidades y por la incertidumbre electoral
El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé. (EFE)
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UNICAJA
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IBERCAJA
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ABANCA
TIEMPO DE LECTURA6 min
06.05.2015 – 11:57
H.
Los
consejeros delegados de las seis mayores entidades del país -Santander, BBVA,
Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular- están convencidos de que no habrá más remedio que
acometer nuevas fusiones y adquisiciones para sobrevivir al entorno de bajísima
rentabilidad actual. Hasta tal punto, que incluso se plantean si habrá que
tomar medidas que protejan la competencia o cuál es el mínimo de entidades que deben quedar para que la banca no se
convierta en un oligopolio.
Pero
ésa es la teoría. A la hora de pasar a la práctica, aunque aseguran que
"todos estamos hablando con todos", este proceso de concentración se
ha estancado de momento. Y no por falta de apetito de los grandes -algunos como
BBVA se han mostrado deseosos públicamente de abrir el baile-, sino por culpa
de los teóricos objetivos de compra. Si ellos son los seis grandes, los otros
son los llamados "siete enanitos" -Abanca, Liberbank, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank, BMN y Bankinter-,
que están llamados a ser adquiridos por uno de los big six o a fusionarse entre sí.
Los
principales obstáculos son dos, uno económico y otro político. El primero
se refiere a las valoraciones. "Si hace un año las operaciones se hacían
como mucho a una valoración de 0,7 veces el valor en libros, ahora todo
el mundo pide niveles de 1,2 veces y no hay nadie dispuesto a pagar esos
precios en el entorno actual, al menos de momento", explica una fuente
conocedora de estos movimientos.
¿Por
qué se piden precios tan altos, superiores incluso a los que otorga el mercado
a los bancos cotizados? "Porque las entidades y los bancos de inversión
que están proponiendo estas operaciones descuentan una recuperación del mercado inmobiliario mucho más
rápida de la que
estamos viendo. Y aunque la situación está mejorando, no justifica esas
valoraciones", añade.
Los
grandes se resisten a pagar esos precios tan elevados en un entorno de
rentabilidades tan bajas como las actuales y sin perspectivas de subidas de
tipos en los próximos años. "Los ahorros de costes que pretendes obtener con una operación quedan
anulados por estos precios, y además te dejan sin badwill. El único atractivo serían los créditos
fiscales qué acumulan estas entidades por las grandes provisiones de los
últimos años", explican desde uno de los grandes. El badwill o fondo de comercio negativo surge cuando
se compra una entidad por debajo del valor en libros, y el comprador se lo
puede apuntar como beneficio (como han hecho recientemente Abanca con
Novagalicia y Caixabank con Barclays); por el contrario, si se compra por
encima de dicho valor se genera un goodwill positivo
que debe amortizarse con la consiguiente pérdida.
Los
resultados electorales, clave
Por
tanto, estamos en un tour de force en
el que está por ver si los grandes ceden y pagan precios más altos para que no
se les escapen las piezas (esperanza de los pequeños) o si estos últimos
rebajan sus pretensiones ya que su menor tamaño convierte en más acuciantes sus
problemas de rentabilidad. También pueden buscar fusiones entre sí, pero las
valoraciones también deben aplicarse en ese caso y, además, está el problema
de los choques de egos de
sus presidentes, que ya han hecho fracasar varias operaciones entre los bancos
herederos de las antiguas cajas.
Pero
además, tenemos el segundo obstáculo, el político: los 'siete enanitos' (salvo
Bankinter y la privatizada Abanca) tienen detrás a las antiguas cajas de
ahorros, que siguen controladas por los Gobiernos locales y regionales. Lo cual
hace inviable cerrar ninguna operación antes de saber si los actuales
partidos en el poder van a continuar después de los comicios municipales y
autonómicos del día 24, algo que hoy por hoy es imposible dada la enorme
fragmentación del voto que auguran las encuestas.
Es
más, fuentes del sector van más allá y creen que habrá que esperar
a las elecciones generales de noviembre para que pueda comenzar esta nueva
oleada de concentración. "No puedes meterte en estos procesos y
encontrarte después con un Gobierno en Madrid que pretenda endurecer aún
más las condiciones para la banca mediante más impuestos o limitaciones a su
actividad, que quiera forzar a las cajas a una gestión 'social' o incluso
que impulse crear nuevas entidades públicas", señala una de esas
fuentes. Otra añade que "por supuesto, el gran temor es que Podemos gane o
al menos sea necesario para formar Gobierno, pero no hace falta llegar a tanto.
Con la mala imagen y el descrédito de la banca ante la opinión pública, otros
partidos pueden tratar de ganar votos atacando al sector".
BBVA y
Caixa, los más interesados
La
necesidad de ganar tamaño deriva de la imposibilidad de generar rentabilidad por otras vías con un escenario de tipos cero o
negativos durante mucho tiempo. Los depósitos prácticamente han agotado su
recorrido a la baja (las entidades no pretenden cobrar por tener dinero en
el banco) y tienen el coste adicional de las aportaciones al FGD; por el lado
de los ingresos, la guerra comercial está reduciendo drásticamente los
intereses que se cobran a los nuevos créditos, como alerta BBVA, y, aunque la
economía está mejorando, los nuevos volúmenes son todavía muy bajos para
compensar ese efecto. La deuda pública tampoco va a seguir dando alegrías mucho
más tiempo. Queda seguir reduciendo costes, pero tras los grandes recortes de
oficinas y plantillas de la crisis, el margen ahí es limitado... salvo que se
acometan integraciones que generen sinergias (por ejemplo, la duplicidad de
oficinas o de servicios centrales).
En ese
movimiento, las dos entidades con más apetito son BBVA y Caixabank. El primero se ha convertido
en líder en España tras la compra de Catalunya Banc y su hasta hace días
consejero delegado, Ángel Cano,
dijo recientemente que quieran aprovechar esta falta de rentabilidad de las
entidades pequeñas para afianzar ese liderazgo. Caixabank,
por su parte, quiere recuperarlo y siempre ha señalado como sus grandes
objetivos las regiones donde tiene una cuota muy inferior a la media del país:
Galicia, Asturias y Extremadura. Hasta el 'nuevo Santander' de Ana Patricia Botín parece más dispuesto a
acometer adquisiciones que el de su padre, que descartó quedarse con ninguna
entidad nacionalizada. El CEO del Popular, Francisco Gómez, también quiere hacer
operaciones pero siempre "siendo el comprador y que sean acretivas desde
el primer momento". El único que parece descolgado es Sabadell,
centrado en la compra del británico TSB, pero Josep Oliu siempre puede sorprender en
cualquier momento.
Comentario.- pienso que si se dan estas fusiones o
adquisiciones de entidades bancarias, y si son ciertos los rumores, como es
natural, para sacar beneficios, los
grandes cerraran sucursales, ya que aparentemente el sector está sobre
dimensionado, y con ello los empleados estarán (es de suponer) preocupados, ya
que al final lo que significará será posiblemente mas desempleados o
prejubilados o ambas cosas.-
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